martes, 26 de octubre de 2021

El universo interior de una mujer trans

Así empieza la vida de Damarys, actualmente propietaria de “Hadas”, una peluquería situada en el barrio Bosa la Libertad. Conceptualizando un poco mi historia, una mujer atrapada en el cuerpo de un hombre. Un destino que ella no pidió, pues no podemos planear el género con el cual llegamos al mundo. Que estupendo sería si pudiéramos escoger nuestras vidas… nuestro físico… nuestro estatus social… nuestros padres. Sentir que su identidad de género era otra, no surgió con el tiempo. Fue algo que sintió incluso cuando daba sus primeros pasos. Siempre tuvo ese glamour, esa anhelada delicadeza que caracteriza a una mujer. Desde pequeño no me gustaba jugar a los carritos sino lo que tanto deseaba era jugar con las muñecas de su amiga Luna, una chica que vivía a tres casas de la mía, en el conjunto Puerta al Horizonte, donde crecieron juntas. Recuerdo que eran como dos hermanitas. A Damarys siempre se le veía rodeada de mujeres, algo que era muy extraño y causaba curiosidad. Él quería el color rosado, pero por miedo a lo que pensara la sociedad, escogía el color azul. Él sabía que no era la vida que le pertenecía. Como si hubieran cambiado su cuerpo, como si no fuera el sino otra persona. Sentía como mujer, pensaba como mujer y hasta sus ojos se ponían en aquellos que tenía por iguales, no como cuando ves a un asesor bancario o al tendero del barrio sino esa mirada que nace como producto de sentir mariposas en el estómago. Cuando sus ojos se encuentran en un laberinto sin salida, encorralado en aquel panorama que no le pertenece pero que quisiera hacer suyo.

Un límite absurdo que le impedía actuar naturalmente. Una pared muy angosta en la garganta, que no le dejaba ni pasar saliva. Es algo que no le deseo a nadie, ni siquiera a esos que planeaban como hacerle la vida imposible en la escuela o aquellos que decían ser sus amigos, pero cuando estaba en el peor momento de su vida, le dieron la espalda. Y de sus padres ni se diga… cuando me encontraba en una encrucijada que determinaría el rumbo de mi vida. Tendría que decidir entre conservar las personas que estaban a mi alrededor o empezar mi verdadera vida y empezar a preocuparme por mi bienestar y seguridad, ¿sonaba mejor la segunda no?, para nadie es un secreto que llegamos solos a este mundo y así mismo nos vamos. Si yo no empezaba a preocuparme por mí… ¿quién más los haría? Me tiraron a la calle como si fuera un perro sucio, solo por no cumplir con sus ignorantes estándares, con sus viles creencias que divide a los “malos” de los “buenos”, no se debe confundir los gustos e identidad sexual, con principios éticos, porque créeme, en la cárcel abundan bastantes heterosexuales.

El sol no se tapa con un dedo y por más que quisiera ocultar su realidad, sentía que no merecía vivir así, fingiendo ser lo que no era. Quería darle un vuelco a su vida, tal vez encontrarle sentido. Ya no le importaría lo que la sociedad pensara, con sus estereotipos y sus infinitas reglas, lo que quería finalmente era ser feliz y es así como empezó su transformación, aunque no tenía sentido llamarla así, porque nada cambiaría dentro de ella. Si, porque siempre fue “ella”. Solo esa apariencia física con la que batallo durante largos años, aquella que me producía asco y me avergonzaba cada vez que me miraba al espejo. Por fin decidió abrir su corazón, para contarle a mis padres como me sentía y la decisión que había tomado. Como sabía que no era un trabajo fácil y el machismo y la homofobia se pronunciaba en cada esquina y crecía como espuma, del cual era participe mi padre era exorbitante. les pedí que se sentaran. Mis latidos se aceleraban y una gota de sudor brotaba por su cara, al pensar cuál sería su reacción. El momento llegó y se dispuso a contarles lo que había guardado dentro su corazón por mucho tiempo. Les dije que quería hacer una transición de género, que ya no quería estar más en un cuerpo que no me correspondía y con el cual no se sentía cómoda. Ellos no comprendieron sus sentimientos y sus anhelos por ser una mujer. En lugar de eso, lo trataron de una manera grotesca e intolerable. Eso es algo que nunca he olvidado. Por lo que hasta el día de hoy se limita solo a saludarlos, pero de lejitos. Aunque algún día tendrá que perdonarlos, porque no solo está en juego su orgullo sino también su tranquilidad.

Siempre sufrió rechazo por parte de sus padres y aunque sabía que su reacción no sería la mejor ni la más apropiada, nunca pensó que un padre, quien nos vio al nacer y se supone que nos cuida más que a sí mismo, arrojaría a su suerte a su hijo a un lugar que ni el mismo conoce, unos sótanos del infierno donde pocos sobreviven “la calle” … cuando pensaba que sería más duro para el, por el alto nivel de homofobia que abundaba por estas mismas… y ahí estaba Damarys a sus 10 años. Con la duda de cómo iba a sobrevivir. Le causaba terror pensar que no duraría ni una semana transitando por estas largas y densas vías. Pero, si iba a afrontar este reto, lo haría con todas las de la ley. Bien dicen que el miedo se pierde cuando lo empiezas a enfrentar por todo lo alto y eso significaba vestirme como una mujer.

El primer día me fue como perro en misa. Llegó a un lugar, que nunca en su vida había visto en vivo y en directo, pero debido a las noticias que su madre colocaba sin falta todos los días a las 12: 30 p.m. logre acordarse de esa apariencia desagradable, turbia y poco higiénica que caracteriza a las mal llamadas “ollas” que se encuentran en la calle 22. Primero su instinto le impedía acercarme a ese lugar de mala muerte, pero también tenía la necesidad de sentir, aunque sea un poco de calor; el cual abundaba en ese lugar. No le importaba el olor a cigarrillo, mariguana, etc. Sin dinero no podía imaginar en que otro lugar pasaría la noche. Como ella había muchos jóvenes sacados de sus casas, por padres que ya no encontraban otro recurso para ayudarlos a salir de ese infierno llamado, “drogadicción”. Pero su caso era excepcional. No sé si la época de 1982 tiene relevancia para lograr entender, ¿por qué ella era la única mujer trans en ese lugar?, tal vez si… La noche transcurría en total calma, estaban tan drogados como para identificarme. Pero a la 1:00 a.m. una joven como de unos 20 años empezó hablar en tono de burla, diciéndole maricón, ¿quién le dio permiso de estar aquí? No contenta con insultarla se acercó y la golpeó en la cabeza. Le decía una y otra vez, ¡respóndame!, él se quedó mudo, la suerte no era su compañera en esa ocasión. Inmediatamente todos se abalanzaron contra él y siguieron el juego de esa idiota. Aquella noche vivió en carne propia esa rabia enfermiza, y ese aislamiento de las personas, como si fuera un virus que quisieran borrar de la faz de la tierra e imposibles candidatos para la reproducción.

Así pasaron tres meses lidiando con las críticas, las burlas de aquellos que solo por ser heterosexuales se creían superiores a él. Con nubes estrechas y frías mañanas que ponían telarañas a su existencia, se fue convenciendo de los claros motivos que tenía para ponerle punto final a su existencia. Un día se despertó y agarró esa cuerda que utilizaba para hacer ejercicio. La miró por un instante y pensó que fácil sería acabar con toda esta pesadilla. Se dirigió hacia ella, impulsado por una fuerza sobrenatural que no le permitía pensar con lucidez, tal vez porque era tan grande la tristeza y la decepción, que a su cabeza no podría pasar nada razonable. La colocó en su cuello y procedió a cometer el error más grande de su vida (intentar suicidarse). Por fortuna la cuerda era tan frágil que cayó como una plasta sobre el piso y lo agradece porque a no ser por eso, no hubiese llegado a lo que es actualmente. Una mujer que salió adelante sola, que ama lo que hace (la peluquería) y que todavía tiene muchas cosas para aprender y para enseñar.






jueves, 21 de octubre de 2021

De estar en las tribunas de los estadios a cubrir los partidos

Su interés por el deporte y su perseverancia lo llevaron a cumplir sus sueños

De estar en las tribunas de los estadios a cubrir los partidos

Mundial de Brasil 2014 en debate final de Fox Sports 


El periodista deportivo José Orlando Ascencio durante su niñez y adolescencia iba a los estadios con su padre, de quien heredó esta afición por el deporte. Desde pequeño tenia claro sus proyectos, puesto que, su pasión por el futbol era a tal punto, que hasta hacia informes de los partidos en donde era espectador. El radio no podía faltar dentro de su maleta, era un elemento que llevaba a todas partes porque no le gustaba perderse ningún tour de ciclismo, competencia de golf o partido de fútbol.

Por: Leydi Juliana García Payares

Trayectoria laboral

El sub- editor de deportes de El Tiempo no siempre trabajo en lo que realmente le apasionaba, ya que para llegar a eso tuvo que ejercer varios roles en el periodismo. En 1991, en sus inicios, trabajo en la emisora Todelar en el área de redacción, luego en la revista "Agenda Cultural" editada por la Universidad Jorge Tadeo Lozano, de donde es egresado. Finalmente en el año 1997 logró entrar al periódico El Tiempo, lugar en donde actualmente se encuentra empleado, en deportes y trabajando en lo que realmente le apasiona. En su primer trabajo en este medio de comunicación participó en el primer minuto a minuto del partido de Argentina - Colombia, como selección local en 1997.

Tips para ser un buen periodista

Para el, el periodismo va más allá de ser solo un trabajo, es una entrega total, un buen periodista tiene que tomar su profesión como un estilo de vida, no solamente serlo durante las horas laborales. Tampoco limitarse a un solo rol, debe empaparse de todos los temas, aunque ese no sea su trabajo. Eso, si quiere convertirse en un periodista de calidad, que le brinde a la audiencia, más de lo que ellos pueden ver.

"Un periodista debe saber abrirse a otras disciplinas, no centrarse solo en el fútbol que es lo que más da... todas las disciplinas dan la posibilidad de contar historias, de encontrar personajes y de destacarse. Lo segundo es ser abiertos a todo tipo de información y no solo me refiero a la periodística. Uno tiene que estar en la capacidad de asumir la responsabilidad de cubrir otras cosas cuando le corresponde". precisó: José Orlando Ascencio.

Considera que ha logrado todo lo que había soñado. Sin embargo, hay proyectos futuros pendientes, como trabajar en la radio y convertirse en un comentarista deportivo.


Boletin de la entrevista

Reportaje - Jardín Botánico de Bogotá