miércoles, 3 de noviembre de 2021

La excéntrica evolución del lenguaje

No se ha preguntado, ¿por qué los jóvenes hablan de esa manera tan espontánea y muchas veces vulgar?. Tal vez en su momento  lo que actualmente juzgan nuestros padres y abuelos, era un constante en su diario vivir,  debido a que estas notas musicales que salen de nuestra mente y nuestras emociones, cambian  en cada generación, cultura o ritmo de vida. A tal punto que nuestros familiares, no sepan ni papa cuando les decimos: X2, severo o pailas o cuando cruzamos la estrecha línea que existe entre nuestra propia identidad, los valores inculcados en casa y las influencias negativas, haciendo mención de palabras como: gonorrea o pirobo.

Un chorrero de palabras utilizadas, que no tienen ni un solo renglón en el diccionario, simplemente les parece "chévere" utilizarlas, más a los jóvenes que les gusta ser opuestos a las reglas, muchas veces obsoletas que nos quiere ordenar la sociedad.

Las palabras son ondas sonoras que se modifican fortuitamente en cada espacio y tiempo. Algunas carecen de significado original, como arrecho, mejor conocida en Colombia como el sinónimo de “excitado”, aunque pocos conocen el concepto santandereano que, si bien se pronuncia con exactitud, es el verbo de malgenio. Avión el cual antes de que se inventaran los aviones, en el siglo XVII era un pájaro. Esta misma palabra no paro de mutar. Actualmente se escucha por la fría y la que muchos llaman como “la ciudad de todos”, Bogotá, decirle avión a una persona sagaz o astuta, que “no le importa pasar por encima de los demás solo para lograr lo que quiere”, lo que en Bucaramanga “la ciudad bonita”, le dicen avispado.

En Colombia, se habla con frescura, vamos a la tienda y decimos “veci, me regala un litro de leche”, cuando lo que en realidad queremos es comprar. Esto es porque utilizamos palabras que no se relacionan con lo que queremos dar a entender, pero igual nos entienden, porque la popularidad, prima sobre cualquier norma de lenguaje.

Se abusa muchas veces de las palabras, que se llega a cambiar su significado de una manera estrepitosa y brusca. Lámpara, que siempre fue un objeto para iluminar nuestra casa en esas noches oscuras y en ocasiones frías, fue adaptada por los jóvenes como una grosería, que abunda principalmente en los barrios populares. 

Por otro lado, el tecnicismo se refleja en las vastas épocas que vivieron nuestros antepasados, en donde el lenguaje era una muestra clara de educación. Actualmente ya no es primordial en tiempos donde la mediocridad se ve a flor de piel, el estudio ya no es una digna certificación de nuestro conocimientos. Personas con maestrías y doctorados, no ganan ni la tercera parte de lo que un youtuber, instagramer o bloguero cotiza en sus videos.

Tal vez no lo imaginemos o escasamente pase como el viento roza nuestra cara, la inesperada cultura del futuro, mucho menos las palabras que surgirán en tiempos donde se prevé que la tecnología coordinara todos los ámbitos de la vida cotidiana, lo que si sabemos es que el tiempo no llega solo, sino acompañado de nuevas palabras, nuevas modas, nuevas costumbres y sobre todo nuevas experiencias.






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Reportaje - Jardín Botánico de Bogotá